Cisternas Rotas
La voz era clara, las palabras retumbaban en su interior, ¡No digas soy demasiado joven! No le tengas miedo a la gente, porque estaré contigo, te protegeré, hoy te doy autoridad. Jeremías se sentía incapaz, pero pudo reconocer el fuerte sonido del llamado sobre su vida, salvar a su generación viciada de infidelidad y vestida de idolatría.
“Esto dice el Señor: ¿Qué mal encontraron en mi sus antepasados que los llevó a alejarse de mi lado? Rindieron culto a ídolos inútiles y ellos mismos se volvieron inútiles’’. Jeremías 2:5
‘’Pues mi pueblo ha cometido dos maldades: me han abandonado a mi — la fuente de agua viva- y han cavado para si cisternas rotas ¡que jamás pueden retener agua!’’. Jeremías 2:13
Cuando nuestros pastos verdes se convierten en un desierto seco y árido, y la esperanza de llegar a destino parece desvanecerse como tiniebla, solemos correr sedientos a cavar nuestro propio pozo de agua, aquel que parece dar con la solución que refresca al deshidratado corazón, pero nos deja marchitos, vagando por el estéril arenal, desahuciados y sin rumbo, engañados por el espejismo momentáneo de agua estancada que se roba nuestro enfoque eterno.
‘’! ¡Oh, que gozo es beber hasta saciarse de la fuente de salvación!’’ Isaías 12:3
‘’…los rebeldes habitarán en el desierto’’. Salmos 68:6
‘’Alguien tiene sed? Venga y beba, ¡aunque no tengan dinero! Vengan, tomen vino o leche, ¡es todo gratis! ¿Por qué gastar su dinero en alimentos que no les dan fuerza? ¿Por qué pagar por comida que no les hace ningún bien? Escúchenme, y comerán lo que es bueno; disfrutarán de la mejor comida’’ Isaías 55:1
Hemos corrido tan lejos de la fuente de agua viva, que el alma insatisfecha y cansada no ha calmado la sed de amor, de gozo y paz. El corazón huérfano no ha encontrado el camino de regreso al hogar, a la fuente de vida, donde recibe el abrazo de la paternidad, y esto ha provocado que una y otra vez volvamos al pozo por agua.
‘’¡Todo aquel que tenga sed puede venir a mí! ¡Todo el que crea en mi puede venir y beber! Pues las escrituras declaran: De su corazón brotarán ríos de agua viva.’’ Juan 7:37–38
‘’Jesús contestó: — cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vita eterna.’’ Juan 4:13–14
La angustia, la ansiedad, la falta de paz, y el deseo de ser amado, aceptado y valorado han buscado un escape, un pozo de agua que calme el espíritu seco, pero que desafortunadamente solo lo deshidrata y provoca insatisfacción.
Aunque el mundo grite paz, no vendrá por acuerdos terrenales, las soluciones externas no pueden producir un beneficio en el interior. Podemos tocar fondo cavando pozos que nunca calmarán la sed del alma, para solo darnos cuenta de que nos hemos alejado de la fuente inagotable, aquella que tiene agua que brota para vida eterna, el manantial que nunca se agotará.
Así que suelta la pala, deja de cavar pozos buscando soluciones temporales que nunca podrán ofrecer saciedad para el alma, porque, aunque aparente contener agua, solo encontrarás una triste imitación de la verdad, que desviará tu corazón hacia cisternas rotas.